Este texto trata sobre las
consecuencias que tuvo el cierre de la frontera España-Gibraltar en
1969 en la población a ambos lados, no sobre las causas políticas que llevaron a esta situación. De esto otro se ha escrito mucho. Agradezco a las personas que brindaron sus testimonios que aparecen en cursiva y cuyos
nombres he cambiado.
Vayamos a fines de la década de 1960s,
en aquel entonces miles de españoles, principalmente residentes en
La Línea cruzaban a Gibraltar para trabajar, y miles de
gibraltareños cruzaban a España principalmente a visitar
familiares. También íbamos mucho al campo, cuenta Mary, una
gibraltareña que hoy tiene más de 70 años.
Primero se le prohibió el paso a los turistas extranjeros que quisieran visitar Gibraltar. Luego se le prohibió cruzar a las mujeres españolas que trabajaban en Gibraltar. Finalmente, el 8 de junio de 1969 se cierra la
frontera, y unos días después, el 27 de junio se cancela el
servicio de ferry entre Algeciras y Gibraltar. Para reemplazar a los más de 4.000 trabajadores españoles, los gibraltareños comenzaron a trabajar más horas y se trajo gente de Marruecos.
Marruecos también se convertiría en el proveedor principal de
frutas y verduras de Gibraltar, mientras que prácticamente todo lo
demás procedía del Reino Unido. En La Línea y ciudades cercanas se
produce la emigración hacia otras ciudades de España, o hacia el
extranjero. Matilde es una linense que se fue con 17 años en enero
de 1970 hacia Castellón, que cuenta que el principio fue fatal porque encima hablaban valenciano y no entendía nada,
todos los días me acostaba llorando, la suerte que tuve es que
emigraron más linenses y formamos una pandilla de chicos y chicas de
nuestro pueblo.
A
fines de 1969 se prohíben las llamadas telefónicas entre España y
Gibraltar. Para comunicarse con los familiares que estaban del otro
lado, la gente se acercaba a la reja y se comunicaba chillando unos a
otros. Para visitar a familiares en España, los gibraltareños
debían tomar el ferry Mons Calpe a Tánger, y luego otro a Algeciras, para
luego llegar hasta La Línea. Llevaba todo el día algo que caminando hoy lleva menos de una hora.
Pasar por Tánger no parece ser recomendado si se quiere minimizar el tiempo de trayecto, pero... |
Si no podemos cruzar, nos comunicaremos sin cruzar. |
El
reducir el contacto con España nos hizo más gibraltareños, dice
Mary. El no poder salir frustraba a los jóvenes: Anthony tenía 9 años cuando se cerró la verja y admite que al principio no notó gran diferencia, pero se frustró al llegar a la adolescencia, cuando quiso vivir otras cosas. Los gibraltareños empezaron a viajar más al Reino Unido y a
otros países de Europa. Al reducirse ese contacto con España, el castellano comenzó a ser menos hablado en Gibraltar, y ello se nota aún hoy. Mary
se lamenta: Ninguno de mis sobrinos me habla en
español.
Finalmente en diciembre de 1982 se
reabre la frontera para peatones, y a comienzos de 1985 también
para vehículos. Algunos gibraltareños y linenses regresaron a la zona. Otros rehicieron sus vidas en otros lugares, como Matilde, que actualmente vive en Madrid:
añoro
mucho La Línea, cada día más [...]. Ahora pienso mucho en mis
padres y mi tía, se murieron con la pena de estar lejos de La Línea
y están enterrados en Castellón, pero así es la vida, nos cambió
mucho con el cierre de Gibraltar.
Hoy la verja es ocasionalmente exhibida al público. |
Más testimonios de linenses y
gibraltareños en este sitio.
Un documental de la televisión
española de 50 minutos con testimonios de políticos,
investigadores, periodistas españoles y gibraltareños, que incluye el momento de
reapertura de la frontera, aquí.
Audio con fragmentos de entrevistas en inglés realizadas por una británica a varios gibraltareños, en esta página.
Fotos y prensa de la época en el archivo de Gibraltar.